Castro

Castro, la capital del Archipiélago de Chilé, es uno de los asentamientos más antiguos de Chile. Esta pintoresca ciudad, construida sobre una colina con vistas al fiordo de Castro, atrapa al visitante gracias a sus calles escarpadas, sus hermosas vistas y antiguos palafitos construidos por los campesinos en madera y vivos colores.

Castro, fundado por los españoles en 1567 se convirtió por aquel entonces en la ciudad más meridional del planeta. Emplazada en una lengua de tierra entre el estuario del río Gamboa y el estero de Tentén se encuentra cerca de la importante ciudad de Puerto Montt a la que existen vuelos relativamente baratos desde España.

La mejor manera de conocer la pintoresca ciudad de Castro es a pie. El Museo Regional de Castro es una buena forma de comenzar nuestra visita y descubrir la historia de Chiloé; la colonización de la isla por diferentes comunidades y su importancia como bastión durante la guerra de la independencia de Chile.CastroNo es el único museo de la ciudad, el Museo de Arte Moderno Chiloé, ubicado en un antiguo granero en lo alto de una colina, resulta también interesante. El museo alberga de una excelente colección de obras contemporáneas, en la que se incluyen entre otras disciplinas, instalaciones, grafitos y arte digital, y destaca uso de materiales autóctonos. Además de de disfrutar de muestras de arte contemporáneo local, desde el museo se obtienen maravillosas vistas de la ciudad.

La arquitectura religiosa también es importante en la ciudad de Castro. La Iglesia de San Francisco es el monumento más emblemático de Chiloé. Esta obra de artesanía local protegida por la Unesco, está construida por completo con maderas autóctonas de ciprés, alerce y coihué. Sus grandes dimensiones así como su fachada neogótica pintada en color vainilla y lila dominan el paisaje urbano.

Los palafitos de Castro son otro de los puntos de interés en esta preciosa ciudad. Estas casas tradicionales de madera levantadas sobre estacas a orillas del fiordo del castro y pintadas de vivos colores, no dejan indiferente a nadie. Construidas en el siglo XIX por los pescadores, estas cubrieron gran parte de la orilla de la Isla Grande. Hoy, su número se ha reducido concentrándose en la avenida costera de Pedro Montt, por la que se realizan travesías.

Castro es sin duda una ciudad interesante y en la que te sentirás como en casa gracias a la amabilidad y generosidad de su gente.

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