De tapas en Granada
Muchos viajeros llegan a Granada. Es el hogar de la Alhambra, una fascinante reliquia del dominio moro que ha permanecido casi intacta por los estragos de la historia. Los visitantes del complejo disfrutan de un festín sin igual para los sentidos: jardines impecablemente cuidados con fuentes borboteantes y flores brillantes, esculturas islámicas alucinantes y vistas increíbles de la ciudad circundante desde las murallas milenarias de la ciudadela. Los bulliciosos grupos turísticos alemanes y japoneses completan la experiencia.
Aunque la tremenda Alhambra atrae a un exceso de amantes de la historia, Granada tiene mucho que ofrecer a cualquier viajero que busque experiencias culturales auténticas; sólo hay que buscar un poco. El primer paso es encontrar algunos bares de tapas decentes.
Granada también tiene otros atractivos, la comida siempre ha sido la puerta de entrada a la experiencia cultural, por lo que entender el panorama gastronómico de Granada es un paso esencial. Como en los viejos tiempos, la mayoría de los bares de tapas de Granada sirven una tapa gratis con cada bebida que se compraba (una proporción de uno a uno de aperitivos y bebidas es perfecto, si me preguntas).
Las tapas, por supuesto, es la tradición española antes de la cena de beber unas cuantas cervezas, probar platos en miniatura de golosinas variadas (desde brochetas de jamón e higos ibéricos hasta diferentes tostadas), y desahogarse un poco después de un duro día de trabajo.
Regla número uno: si sólo hay un par de lugares turísticos importantes en una ciudad, no busques una comida auténtica a menos de cien metros de esos lugares.
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