El coleccionista de reliquias: vida y milagros de un incomprendido (I)

En el primer post de esta bitácora se trataba de dar respuesta a la pregunta ¿Qué es un “coleccionista de reliquias”? Habrá muchos que se habrán puesto en la piel de lo que hay se narraba, a otros les resultará familiar y habrán sonreído recordando algún que otro “marrón”. Pero, para aclarar el tema, estreno sección: El coleccionista de reliquias: vida y milagros de un incomprendido. En ella se tratara de dar respuesta a todas las incognitas.

EL COLECCIONISTA DE RELIQUIAS:
VIDA Y MILAGROS DE UN INCOMPRENDIDO.

A veces hay maneras de ser que escapan a la razón y rozan el absurdo. Algunos las pueden tachar de burlescas, otros llegan a ver algo grotesco en el asunto; pero la realidad es que nadie entiende al “Coleccionista de Reliquias”. Es por ello que decidí romper una lanza por este raro espécimen y tratar de llegar a la compresión de la idiosincrasia de esta especie en peligró de extinción. Para ello, después de intensivas sesiones de cavilación, me propuse acometer un serio estudio al respecto que arrojara un poco de luz al asunto. Era necesario explorar los pensamientos más inconfesables de este ejemplar, buceando en su subconsciente para escudriñar lo más recóndito, reservado y oculto. Eso sí, desde el respeto y la distancia, no hay que olvidar que estamos ante un genero en peligro de extinción. ¿Cómo lo vamos a hacer? Pues… no se muy bien como, pero lo que está claro es que vamos a llegar hasta el final.

Para empezar tengo aquí el diccionario de la Real Academia Española; compleja herramienta muy útil en estos casos. Empecemos. “Coleccionista; persona que colecciona” –parece que esto no nos ayuda mucho, pero…-. “Coleccionar; formar colección. Coleccionar monedas, manuscritos ” –joder con los académicos-. “Colección”. Aquí es donde avanzamos algo. Primera acepción, “conjunto ordenado de cosas, por lo común de una misma clase y reunidas por su especial interés o valor”. Parece que no nos sirve, pero yo me he percatado de esto del valor y se me ocurre que a este espécimen le gusta coleccionar, en la acepción de acumular, lo que para él tiene valor –acongojante conclusión. Si no han llegado a ella no se preocupen, en mi caso es el resultado de un ojo adiestrado en mil batallas-. Pero esperar a oír lo más sorprendente, leo textualmente la 5 acepción: “colección; acumulación de una sustancia orgánica” –no, si los académicos no iban tan mal encaminados-.

Llegados a este punto, se me ocurre analizar el vocablo reliquia, para ver si aporta mayor claridad al asunto. Poco de bueno, aunque a ojos adiestrados no se escapa el vínculo que puede tener todo esto con el sentimiento. Hay alguna mención a ello, poca cosa, y además, lo abstracto del asunto no me permite seguir por ahí. Sin embargo, la línea de la investigación me lleva, también, hacia otra dirección, aparece el concepto de vestigio; “Reliquia: vestigio de cosas pasadas”. No lo veo muy claro pero una especie de intuición me dice que estoy tomando el buen camino. La idea de coleccionar vestigios de cosas pasadas me inquieta. Pero, ¿Qué significa esto para este espécimen? ¿Que valor le da a estas reliquias? Más aún, ¿Qué son en realidad? Esta claro que no he conseguido grandes logros, pero no nos vamos a arrugar ante el primer obstáculo del camino. La empresa es grande y como tal será difícil.

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