Día 5, recorriendo el Valle de Dadés

El río Dadés nace en las montañas del Alto Altas (Marruecos) y discurre recogiendo el agua de afluentes camino del Valle del Draa. Oued Dades, no debe ser fácil discurrir por estas tierras desérticas, no. Pero las aguas han fluido durante milenios, han discurrido plácidamente acariciando estas tierras para crear un bello valle que separa el Alto Atlas del macizo Yebel Sarhro. Un valle de terreno rojizo, que se adentra en las montañas formando desfiladeros; un valle salpicado de palacetes de adobe -a nadie le extrañará que le llamen el “Valle de las mil Kasbahs”-, cuyos fondos han sido conquistados por densos palmerales.

Estamos en Ouarzazate. Será nuestra entrada al valle del Dadés. Como no puede ser de otra forma, y como estamos empezando a acostumbrar, el día comienza con un suculento desayuno, este de tradición francesa. Hay que decirlo: estos franceses han dejado un buen legado con su bollería, estos croissants están de muerte y el pan con mantequilla, ummm…

Valle de Dadés
Garganta de Dadés

Boumalne du Dadès es la localidad que da entrada a la Garganta de Dadés. Es ya mediodía cuando llegamos a la Garganta, con el sol sobre nuestras cabezas. Una carretera de curvas imposibles asciende literalmente la pared de la garganta cogiendo altura sobre el valle. Esta es la parte que más impresiona, luego, el valle se vuelve a abrir. Las caravanas de Toyotas llenos de turistas ponen fin a su trayecto, pero el valle sigue. “¿paramos en ese poblado?”. Mikel y Kike me miran sonriendo, “¿qué carajo se nos ha perdido ahí?.

Dadés

Seguimos conduciendo por el valle del Dadés, aunque ya son horas de comer. “Enseguida un muchacho nos ofrece un sitio donde comer y nos pregunta de dónde somos: ¿catalanes tal vez? ¿vascos? Seguramente él es del Barça”. Como bien intuía Kike por su ironía, algo se traerá. Y así es. ¡Pero que dotes comerciales tienen la gente de aquí!, y que don de lenguas. Estamos en la ruta hacia el desierto, hacia Erg Chebbi, no hace falta preguntar hacia donde vamos , es lógico. Mal me temo que a partir de ahora va a ser una constante encontrarnos a amigos en el camino que resulten ser casualmente guías.

Tinerhir

Ya son las 4 de las tarde cuando llegamos a Tinerhir, a 12 km de la garganta de Todra. Una ciudad polvorienta, con un denso palmeral en el fondo del valle. Más adelante, camino de las gargantas, la llamada del organismo hace que tengamos que parar precipitadamente en un hotel restaurante: Zakar Charif. Esta gente si nos ha ganado, aquí se quedan las maletas.

Palmeral Todra

El hotel esta al pie del palmeral. Se hace extraño oír el fluir del agua entre los rústicos canales que serpentean entre la palmeras. ¡Qué estamos en el desierto! Se respira humedad. El lugar está lleno de pequeños huertos. Al otro lado, contra las paredes rojizas, multitud de ruinas de adobe dan constancia de un pasado más esplendoroso del lugar. Cae la noche sobre el palmeral.

Mañana; rumbo a Merzouga.

 

Post correspondiente a la serie «Marruecos: Alto Atlas y al Desierto

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