El socialismo de Vilnius

BY JAVIER GARCIA
(García nos deleita con nuevas palabras)

Abandonamos Vilnius con un buen sabor de boca. El aspecto de las calles y edificios es bastante más agradable que las viejas aceras de Kaunas. El conjunto barroco, del que habla la guía, debe hacer referencia a la variedad de colorido y gran número de decoraciones de los edificios.

Visitamos los puentes de los candados, entre los cuales se encuentra el bohemio barrio de los artistas. Curiosa la tradición de los matrimonios lituanos, que cerrando un candado en la barandilla de un puente y deshaciéndose de la llave, intentan que el matrimonio dure para siempre. Pero la realidad aplasta a la ilusión y el 54 % de los candados ya no cumplen con su función.

Bonita catedral, buenas vistas contemplando el atardecer lleno de mosquitos desde la colina de las tres “reconstruidas” cruces e impresionante el reconstruido castillo de Trakai. Aquí la mayoría de las cosas se construyen y se reconstruyen a consecuencia del zarandeo del país entre la derecha nazi y la izquierda soviética.

Dos pequeñas espinas me llevo clavadas al dejar atrás esta ciudad. Una, madrugando un poco más, podríamos sacarle más partido al viaje; y la otra, bastante mayor, no haber visto la iglesia de ensueño, con verdes cúpulas, que pudimos observar desde el mirador. Edificio ortodoxo del que espero ver alguno de sus hermanos, en siguientes ciudades que tenemos pendientes.

Pero mejor recuerdo que la ciudad en sí, me deja la parte social de estas dos jornadas. Será difícil, que el destino siga ofreciéndonos todos los días gente con la que compartir las cervezas de final de jornada. Nos acordaremos de la raspada de viaje que llevaban Irache y Nekane, y de cuantas estrellas se tuvieron que juntar para que, al doblar la esquina que nos dejaba en la calle principal de Vilnius, nos encontráramos de bruces con un ciudadano estellés y su novia. “Hombre Imanol, ¡la ostia! Qué tal os va por aquí, ¿vamos a la catedral? ¿O qué?, ¿Y a las cruces? Habrá que cenar algo, ¿no? ¿Echamos una cerveza de postre?” “Si, hombre, si”. Y tras la visita nocturna de todos los estelleses al rostro de Fran Zappa, la despedida. Tal vez nos volvamos a juntar. Como diría Axier:
”igual si, igual no”.

Por último, intentaremos que nuestro nuevo amigo polaco, íntimo de Jan Urban y extécnico del Lieja de Varsovia, no quede en el olvido y nos acordemos de él, cuando Txanan reciba su libro.

Por todo ello, me quedo con la parte social de la que hablaba; el socialismo de Vilnius.


Post correspondiente a la serie «Periplo por los Países Bálticos

1. Kaunas: primer día en Lituania
2. El momento
3. La barroca Vilna
4. El socialismo de Vilnius
5. La Colina de las Cruces
6. De playeo a Palanga
7. Klaipeda y el Istmo de Curlandia
8. La resurgida Riga
9. La medieval Tallinn
10. “Bueno gente, esto se está empezando a acabar…”
11. Narva: a cuatro brazadas de Rusia
12. Parque Nacional de Lahemaa: los bosques sobre el mar
13. Helsinki: última parada

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