«Bueno gente, esto se está empezando a acabar…»

BY JAVIER GARCIA
(García nos deleita, una vez mas, con sabias palabras)

El concierto está llegando al final y el público es consciente de ello. Robe coge el micro y grita: «bueno gente, esto se está empezando a acabar… pero todavía no se ha acabado del todo». En esas estamos, una canción llega al fin en Narva-Joessu, sonará otra en el Parque Natural de Lahemaa, y por último los bises en Helsinki y Londres. Ya hemos perdido a uno de los integrantes del viaje, que a estas horas, probablemente, esté disfrutando de la noche zaragozana. La marcha de este individuo, cuatro días antes que el resto, ha provocado que el grupo se replantee la ruta a seguir. En un principio, los itinerarios comunes por estos tres países, y dos semanas de duración, apuntan a recorrer toda la costa oeste de los Países Bálticos, hasta llegar al Cabo de Kolka, el cual separa las aguas bálticas de las del Golfo de Riga. Sin embargo, decidimos abandonar el suroeste de la costa en dirección a Riga por el interior y, tras visitarlo, rumbo a Tallinn. Cuatro días intensos por dos ciudades con ciertas similitudes; cascos antiguos adoquinados, coloridos edificios y el retumbar de las guerras, que se hace eco al pasear por sus calles y en gran cantidad de museos. Dos ciudades que bien merece la pena visitar. Ha destacar el concurrido mercado de Riga y el ambiente medieval que transmites las estrechas y decoradas calles de Tallinn.

Ya sin Galdeano, cambiamos de medio de transporte. El Renault Clio se hace más pequeño que los autobuses que cogíamos hasta ahora, y nos acerca hasta Narva-Joessu, recorriendo la costa norte hasta chocar con Rusia. La mayoría del trayecto se lo traga Txanan, pues a Edu y a mí nos costó un poco más encontrar, la noche anterior, el camino al albergue. Entre cabezada y cabezada, la misma recta en la misma llanura. Ser ingeniero de Carreteras y Caminos en estos tres países no tiene que tener mucho misterio: coges la ciudad A, luego, la ciudad B, con la que la quieres unir, y haces una recta. Tarea terminada. Los túneles y curvas quedan para los que vayan a trabajar en el extranjero, por lo que no entran en examen.

Narva-Joessu me transmite unas agradables sensaciones. Lugar ex-turístico, que conserva muy bien cuidada su boscosa playa y que invita a pensar como transcurrirá aquí el crudo invierno, en estos solitarios y semiabandonados parajes.

Es hora de dormir. Ya escucho la canción que sonará mañana: «quisiera que mi voz fuera tan fuerte, que a veces retumbaran las montañas…»


Post correspondiente a la serie «Periplo por los Países Bálticos

1. Kaunas: primer día en Lituania
2. El momento
3. La barroca Vilna
4. El socialismo de Vilnius
5. La Colina de las Cruces
6. De playeo a Palanga
7. Klaipeda y el Istmo de Curlandia
8. La resurgida Riga
9. La medieval Tallinn
10. “Bueno gente, esto se está empezando a acabar…”
11. Narva: a cuatro brazadas de Rusia
12. Parque Nacional de Lahemaa: los bosques sobre el mar
13. Helsinki: última parada

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