Ibon de Plan / Foto: Francisco Lera-[CC-BY-SA-4.0] Wikimedia Commons
Ibon de Plan / Foto: Francisco Lera-[CC-BY-SA-4.0] Wikimedia Commons

Leyendas del pirineo para niños y adultos

Son numerosas las leyendas de origen inmemorial, transmitidas a través de los tiempos y que todavía hoy perduran.

Cuentan que en el castillo de Boltaña, del que ya sólo quedan las ruinas, se reunían las brujas de Sobrarbe. Y podrás ver, coronando muchas chimeneas del Pirineo, los espantabrujas -figuras de piedra que alejan las desgracias naturales y los malos espíritus- evitando que los maleficios y las brujas con sus escobas entren por la chimenea.

En Guaso y Asín todavía conservan la exconjuradera desde la que en días de tormenta el cura exorcizaba las nubes para que no descargara granizo sobre los cultivos.

También se da cuenta de la existencia de la piedra milagrosa de Ordovés o “la piedra de la serpiente de Ordovés”. Es una piedra que cura animales, a los que ha picado una víbora o un escorpión, o que han tomado algún veneno. La piedra se sumerge en agua que adquiere propiedades para sanar, conservando el agua su poder medicinal durante años y años (hasta veinte o treinta años). En muchas casas de los pueblos del Serrablo, siempre tenían una botella llena de esta agua curativa.

Y como no, dragones, gigantes y bellas princesas. Cuenta la leyenda que en una de las cuevas del monte Oroel, vivía un terrible dragón. Nadie osaba enfrentarse a él, por lo que el Concejo de Jaca, ofreció a un condenado la posibilidad de redimir su culpa. El condenado cogió un espejo que colocó frente a la cueva del dragón y una lanza. Subió hasta la cueva y le llamó. Al salir el dragón y verse reflejado se quedó inmóvil, momento en que el condenado le clavó la lanza.

el gigante de Tella, Silván, que habitaba en una cueva inaccesible y sobrevivía robando a los habitantes del valle. Muchos vecinos intentaban acabar con él, pero el gigante no caía en sus tretas. Hasta que uno de los vecinos, sabiendo que al gigante le gustaba la leche, colocó un cántaro envenenado que el gigante tomó. Dicen que desde entonces, nadie se ha atrevido a entrar en la cueva y que el gigante continúa observando el valle desde el dolmen megalítico.

Y la princesa del ibón de Plan o Basa de la Mora. Dicen que en la noche de San Juan, antes del amanecer, surge de sus aguas una bella señora cubierta de piedras preciosas que inicia una danza mágica sobre el lago, tratándose del alma en pena de una princesa mora que se perdió entre las montañas. Cuentan que sólo es posible verla si eres persona ajena a envidias y ambiciones.

La montaña también es poseedora de sus propias leyendas. Se cuenta que tres bellas jóvenes, hermanas y huérfanas, fueron infieles a sus prometidos y la naturaleza se encargó del castigo. Sus cabañas quedaron sepultadas bajo la nieve y en su lugar aparecieron tres montañas, las Tres Sorores: Cilindro, Monte Perdido y Soum de Ramond.

El Monte Perdido y su origen tienen su propia historia. Un pastor negó su caridad a San Antonio, que paseaba de incógnito, y éste le presagió que se perdería y que en el lugar donde eso ocurriera, surgiría una montaña tan grande como su falta de caridad.

Lo mismo ocurre con la Brecha de Rolando (estrecho collado en el macizo del Monte Perdido), habiendo sido Rolando derrotado en Roncesvalles y huyendo de la persecución, llegó a este paraje y, para evitar que su espada cayera en manos de infieles y antes de su muerte, la arrojó contra la roca provocando la profunda brecha.


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