Las villas medievales del Pirineo

Hoy vamos a recorrer antiguas villas medievales. Empezamos por la que se dice que es la localidad más visitada del altoaragón, Aínsa. Ya ves que no te descubrimos nada nuevo -declarada Monumento de Interés Histórico-Artístico- pero su emplazamiento, arquitectura y encanto lo merecen.

Aínsa»

En Aínsa confluyen los ríos Ara y Cinca y está rodeada por una panorámica de montañas: Peña Montañesa, las Tres Marías, Monte Perdido y la parte nororiental de la sierra de Guara.

Hay que darse un paseo por el casco medieval amurallado, en uno de cuyos extremos está el castillo. Entre sus edificios se eleva la torre de la iglesia de Santa María, de 33 metros de altura. Y resulta obligatorio recorrer la calle Grande y la calle Pequeña. Verás que en la calle Grande es donde se sitúan las grandes casas de los señores feudales que en su tiempo dirigieron la villa.

Llegamos a su hermosa Plaza Mayor, prototipo de plaza medieval porticada que se ha conservado de forma fiel, al igual que el resto de la villa. Cuentan los vecinos que bajo la plaza hay grandes cuevas y pasadizos que comunican con el río y el castillo, que se hicieron con el fin de traer provisiones en épocas de asedio.

En Aínsa se encuentra el Museo de Oficios y Artes Tradicionales, que reúne una muestra de los oficios típicos de la zona: cesteros, alfareros, orfebres…, por si te apetece una visita.

Armónico, pintoresco, e impecable son algunos de los calificativos que he escuchado de Aínsa. Y tienen razón quienes lo dicen.

Boltaña

A escasos ocho kilómetros de Aínsa se encuentra Boltaña, nuestra segunda villa medieval del día. Visitamos su casco antiguo de calles estrechas de pronunciada pendiente. Seguimos en dirección a Broto y la carretera se adentra por la garganta de Jánovas enclavada entre la montaña. Espectacular el recorrido.

Broto

La vista panorámica de Broto tiene mucho encanto, con el pico Mondarruego (2.847 m) y las paredes de Ordesa de fondo. Broto tiene la particularidad de albergar la prisión del valle de Broto. Se trata de una torre defensiva utilizada durante siglos como cárcel y que ahora ya sólo acoge a los visitantes que quieran recorrerla, ya que fue enteramente restaurada.

Torla

Nuestro destino final de hoy es Torla. Seguro que has visto la imagen de este pueblo con el impresionante Mondarruego a su espalda, es una de las imágenes más difundidas del Pirineo aragonés.

El pueblo de Torla es la puerta de entrada del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, y es que fue en esta localidad donde se alojaron los primeros montañeros –románticos naturalistas- que se adentraron en el siglo XIX en Ordesa.

Al igual que Aínsa, Torla también ha sabido conservar su arquitectura, con calles pavimentadas con losa o canto rodado, sus soportales –protectores de la venta-, portalones de medio punto y sus casas señoriales de voluminosas fachadas, entre las que destaca Casa Viu, declarada Monumento Histórico Artístico.


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